Los hechos inconscientes de todos los seres humanos han ido modificando malignamente a nuestro planeta Tierra, principalmente al agua, y al paso del tiempo nos convertiremos en la gran plaga impedidora de esta valiosa riqueza que se pudiese ofrecer a nuestra futura humanidad.
La mayor parte de las predicciones a mediano y largo plazo muestran que la escasez de agua será un problema cada vez más frecuente, sobre todo en los países en desarrollo.
Desgraciadamente el agua es un recurso que no tiene sustituto, así que no hay que perder ni una gota más y utilizarla equivocadamente.
El objetivo es dar a conocer que el uso excesivo del agua incorrectamente conducirá a una extremada amenaza a nuestras futuras generaciones.
Pues bien, el agua día a día recibe una excesiva pérdida de mal consumo, puesto a que las personas no han sostenido aún la sensatez de otorgarle un cuidado específico.
Lo nuevo de este caso es que a pesar de tener el slogan muy recalcado hoy en día de: “De gota en gota el agua se agota”, hemos hecho caso omiso de que este planeta se encamina a una escasez mucho más marcada y no nos responsabilizamos en protegerla.
Pronto no sólo nos afectaríamos a nosotros mismos, sino también a los recursos indispensables que nos convida la naturaleza; por ejemplo, los animales, que al igual que los humanos morirían sin beberle un poquito, igualmente con las plantas y todo lo que da vida a la creación.
Otra caso especial sobre el agua es la contaminación que ocurre en ella, los daños provocantes de miles de enfermedades ocasionadas. Algunos testimonios nos dicen que más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable y saneamiento adecuado. Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con hechos verdaderamente justos hacia el agua potable y perfecta limpieza, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento.
Bien, no importa quiénes seamos, donde estemos o lo que hagamos, todos dependemos del agua. Ciertamente la necesitamos de diferentes maneras, para gozar de salud, para enriquecer nuestra sed, dar vida a nuestros ecosistemas, actividades recreativas, etc.
Sin embargo, a pesar de la importancia que el agua tiene sobre nuestro bienestar, cada vez la consideramos algo insignificante y abusamos más de ella inapropiadamente, la contaminamos, olvidando lo esencial que es para nuestra propia supervivencia.
Entonces, ¿por qué no reflexionar ahora y actuar?
Sabemos que este problema no es algo efímero y que es inmensa la responsabilidad que hay que tenerle sobre la conservación de ella.
Analizo que tenemos la obligación de atender inmediatamente esta cuestión, ya que inesperadamente obtendremos un planeta arruinado y que desafortunadamente le entregaríamos un mundo desfavorable a las generaciones futuras.
Debe quedar bien claro que el planeta es de todos y que de nosotros depende que éste no siga deteriorándose.
Proporcionando alternativas tan simples de solución, por ejemplo:
• Cerrar la llave de la regadera mientras te enjabonas
• Riega el jardín por la mañana o por la noche para evitar que sea evaporada el agua
• Lava tu auto usando una cubeta, ya que gastas mucho menos agua que cuando lo haces con la manguera.
• Tira los papeles y desechos en el bote de basura y no en el inodoro
• Lavar los alimentos en un plato hondo y aprovechar el agua para regar las plantas.
Al mismo tiempo despertar el interés inmediato en las personas por la búsqueda de aplicaciones concretas para lograr el cuidado del agua dándole su importancia valiosa y verdadera como elemento fundamental para la existencia de nuestras vidas, será un cargo sumamente responsable para cada individuo de aquí en adelante.
Concluyo que es imprescindible fomentar acciones inmediatas concretas, que con una suficiente conciencia y responsabilidad que haya en cada ser humano se podrá desvanecer los problemas, ya que “sin agua no hay vida”.
La mayor parte de las predicciones a mediano y largo plazo muestran que la escasez de agua será un problema cada vez más frecuente, sobre todo en los países en desarrollo.
Desgraciadamente el agua es un recurso que no tiene sustituto, así que no hay que perder ni una gota más y utilizarla equivocadamente.
El objetivo es dar a conocer que el uso excesivo del agua incorrectamente conducirá a una extremada amenaza a nuestras futuras generaciones.
Pues bien, el agua día a día recibe una excesiva pérdida de mal consumo, puesto a que las personas no han sostenido aún la sensatez de otorgarle un cuidado específico.
Lo nuevo de este caso es que a pesar de tener el slogan muy recalcado hoy en día de: “De gota en gota el agua se agota”, hemos hecho caso omiso de que este planeta se encamina a una escasez mucho más marcada y no nos responsabilizamos en protegerla.
Pronto no sólo nos afectaríamos a nosotros mismos, sino también a los recursos indispensables que nos convida la naturaleza; por ejemplo, los animales, que al igual que los humanos morirían sin beberle un poquito, igualmente con las plantas y todo lo que da vida a la creación.
Otra caso especial sobre el agua es la contaminación que ocurre en ella, los daños provocantes de miles de enfermedades ocasionadas. Algunos testimonios nos dicen que más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable y saneamiento adecuado. Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con hechos verdaderamente justos hacia el agua potable y perfecta limpieza, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento.
Bien, no importa quiénes seamos, donde estemos o lo que hagamos, todos dependemos del agua. Ciertamente la necesitamos de diferentes maneras, para gozar de salud, para enriquecer nuestra sed, dar vida a nuestros ecosistemas, actividades recreativas, etc.
Sin embargo, a pesar de la importancia que el agua tiene sobre nuestro bienestar, cada vez la consideramos algo insignificante y abusamos más de ella inapropiadamente, la contaminamos, olvidando lo esencial que es para nuestra propia supervivencia.
Entonces, ¿por qué no reflexionar ahora y actuar?
Sabemos que este problema no es algo efímero y que es inmensa la responsabilidad que hay que tenerle sobre la conservación de ella.
Analizo que tenemos la obligación de atender inmediatamente esta cuestión, ya que inesperadamente obtendremos un planeta arruinado y que desafortunadamente le entregaríamos un mundo desfavorable a las generaciones futuras.
Debe quedar bien claro que el planeta es de todos y que de nosotros depende que éste no siga deteriorándose.
Proporcionando alternativas tan simples de solución, por ejemplo:
• Cerrar la llave de la regadera mientras te enjabonas
• Riega el jardín por la mañana o por la noche para evitar que sea evaporada el agua
• Lava tu auto usando una cubeta, ya que gastas mucho menos agua que cuando lo haces con la manguera.
• Tira los papeles y desechos en el bote de basura y no en el inodoro
• Lavar los alimentos en un plato hondo y aprovechar el agua para regar las plantas.
Al mismo tiempo despertar el interés inmediato en las personas por la búsqueda de aplicaciones concretas para lograr el cuidado del agua dándole su importancia valiosa y verdadera como elemento fundamental para la existencia de nuestras vidas, será un cargo sumamente responsable para cada individuo de aquí en adelante.
Concluyo que es imprescindible fomentar acciones inmediatas concretas, que con una suficiente conciencia y responsabilidad que haya en cada ser humano se podrá desvanecer los problemas, ya que “sin agua no hay vida”.
Aidè F.
